No todos compiten en las mismas condiciones
Ahora que los culés, ya de por si de naturaleza depresiva, nos encontramos bajos de ánimo por la pérdida del liderato, es bueno recordar la famosa frase que Laporta pronunció hace dos años. Entonces sí estábamos mal, el equipo era una caricatura de lo que había sido y se acabó la liga a 18 puntos del líder. Ahora no es así: el Barça está empatado a puntos con el Real Madrid en lo más alto de clasificación, si bien es cierto que hace un mes disfrutaba de una ventaja de cinco puntos, y sigue vivo en Europa. Todo, Liga y Champions, se decidirá en los tres próximos meses, y las opciones permanecen intactas. Es cierto que el Barça no juega como el año pasado, pero es difícil que nadie alcance nunca el nivel de Barça del año pasado. Ni siquiera el propio Barça. Especialmente el propio Barça: los contrarios le conocen y por sistema juntan nueve y diez jugadores en los último 30 metros de campo. Esto tiene dos consecuencias: En primer lugar, es mucho más difícil generar ocasiones claras ante la meta contraria. Sólo se puede mover el balón a la mayor velocidad posible esperando que los huecos aparezcan, pero nunca van a ser tan grandes como los que se encontraban el año pasado. Simplemente porque no los hay: el año pasado, especialmente en la primera vuelta, los rivales se atrevíana jugarle al Barça de tú a tú. Ahora muy pocos lo hacen: sólo lo ha hecho con buen resultado el Atlético de Madrid. Ni aunque el Barça se ponga por delante cambian su manera de jugar, prefieren no abrise y limitarse a confiar en la fortuna para conseguir el empate. En segundo lugar, las posibilidades de que el contrario jugando así haga daño al Barça son muy pocas, porque aunque roben el balón tienen la portería a 80 metros. Pero algunas veces al rival sale bien: el Rubin Kazan marca en un rechace de un saque de puerta y en la única contra que saca en la segunda parte, el Osasuna o el Almería se encuentran con un gol en propia puerta, el Athletic de Bilbao marca tras una prolongación en otro saque de puerta... Y entonces se pierden puntos. Al Real Madrid, de momento, no le sucede esto: los rivales le siguen jugando de tú a tú. Y así les va. Esto es una importante desventaja para el Barça. ¿Qué se puede hacer? Lo que siempre repite Guardiola: persistir. Algún día ha salido mal y algún día más saldrá mal, pero la mayoría de las ocasiones ha salido bien, por lo que no hay que desesperar. Al equipo nose le puede reprochar nada, lo intenta y en la mayoría en las ocasiones lo consigue. El Barça mereció perder en el Calderón y no mereció ganar en Valencia o al Villarreal. Pero en Bilbao, Pamplona y Almería sí lo mereció. Y eso es lo que hay que pedir al equipo: que sea superior en el partido y lo intente todo. Haciendo así las cosas los resultados llegan muchas veces, pero hay veces que no. Es fútbol.
También sería interesante recordar las condiciones en las que compite el Barça y en las que lo hace su principal rival. Calculemos el coste aproximado en millones de euros de los onces titulares tipo de ambos:
También sería interesante recordar las condiciones en las que compite el Barça y en las que lo hace su principal rival. Calculemos el coste aproximado en millones de euros de los onces titulares tipo de ambos:
Casillas (0), Ramos (27), Pepe (30), Albiol (15), Arbeloa (7), Xabi Alonso (30), Lass (20), Guti (0), Kaká (65), Higuaín (12) y Ronaldo (95). Total: 301 millones de euros.
Valdés (0), Alves (32), Piqué (5), Puyol (0), Abidal (12), Busquets (0), Xavi (0), Iniesta (0), Messi (0), Ibra (60) y Henry (24). Total: 133 millones de euros.
En cuanto a los teóricos suplentes los del Madrid (Benzemá, Gago, Diarrá, Garay, Marcelo, Drenthe, Van de Vaart y Granero) han costado 132 millones de euros, tanto como los titulares del Barça. De los suplentes del Barça han supuesto coste Chigrinski, Milito, Maxwell, Márquez, Keita y Touré: 73 millones entre los cinco.
En resumen, la plantilla del Madrid ha costado 433 millones de euros. La del Barça 206. ¡Y estamos empatados a puntos!. Y si el Madrid no gastó más es porque el Bayern y el Arsenal dijeron no a los traspasos de Ribery y Fábregas.
Se podrá decir que el Madrid genera más recursos, que tiene más seguidores o que su situación financiera es mejor. Falso: un estudio de una consultora alemana cifraba en 44 millones los seguidores del Barça en toda Europa y en 42 los del Madrid. El estudio, además, es anterior a la consecución del tiplete. Recientes estudios de consultora independientes cifran en 435 millones de euros los ingresos anuales del Madrid y en 405 los del Barça. Sus contratos de televisión son prácticamente idénticos.
¿Por qué dos equipos con potenciales de gasto parecidos se permiten inversiones en plantillas tan diferentes? Es más, ¿por qué un solo equipo en el mundo se puede permitir semejantes inversiones en jugadores? Hace poco se sabía que la deuda del Liverpool era de 260 millones de euros y que por eso no hacen fuertes inversiones en jugadores salvo que previamente den salida a otros. Algo semejante sucede en el Manchester o el Milan, que utilizaron el dinero de los traspaso de Cristiano o Kaká para amortizar partede su deuda. El Arsenal vende jugadores todos los años porque aún no ha terminado de pagar su estadio. El Barça también tiene una deuda significativa y solo se puede permitir, como mucho, una inversión importante por temporada. Pero de todos, el que tiene una deuda superior es el Madrid. ¿Por qué es entonces el que más gasta? Se podría decir que gasta más porque los bancos confían más en él. Pero la única deuda bancaria que tiene el Madrid son los 100 millones de los créditos solicitados a Caja Madrid y el Santander el pasado verano. El resto de la deuda, 500 millones de euros, no es bancaria. Tampoco se sabe que deba dinero a jugadores, ni que no pague puntualmente los plazos de sus traspasos. ¿De dónde surge pues toda esa deuda? Hacienda no somos todos...
Éstas son las condiciones deportivas y económicas con las que compiten Madrid y Barça. Pese a todo, estamos empatados a puntos, vivos en Europa y somos una referencia mundial. Hoy en día sí tendría sentido que Laporta pronunciase su famosa frase.