viernes, 5 de noviembre de 2010

Lo azulgrana es sospechoso

La presencia (o no) de jugadores del Barcelona en la selección genera polémicas absurdas

Xavi Hernández debutó hace casi 10 años con la selección española. Antes, en categorías inferiores, había sido campeón del mundo sub-20 y subcampeón olímpico en Sidney. Desde entonces ha sido 97 veces internacional con España,  ganando un Mundial y una Eurocopa de la que fue nombrado mejor jugador. Parece increíble, pero con todos esos antecedentes todavía hay quien duda de su compromiso con la selección. Famosa es la anécdota de las medias en un partido contra Letonia en 2007 que sirvió para poner en entredicho tanto a él como a Puyol. La polémica volvió a centrarse en el barcelonista cuando Del Bosque no le convocó para los partidos ante Lituania y Escocia, con el fin de dar descanso a sus tendones. La primera pregunta que muchos se hicieron no fue: "¿Cómo está de sus tendones?", sino "Entonces, tampocojugará ante el Mallorca, ¿no?". Recientemente también se ha especulado con la posibilidad de que dejara la selección al comprobarse que el exceso de partidos perjudica a sus tendones.
Pero no sólo el mejor organizador del mundo ha sido víctima de absurdas polémicas. Puyol también se vio involucrado en el asunto de las medias, y mucho se rumoreó acerca de que dejaría la selección tras el Mundial. Algunos lo incluso lo publicaron. Da la impresión de que hay quién está esperando a que renuncien a la selección para poder decir: "¿Veis como, en el fondo, sólo necesitaban una excusa para dejar de venir?". Dejar de jugar para la selección no es algo extraño: Hierro lo hizo en el año 2002 y siguió jugando un año más en Real Madrid. Ese mismo año Maldini dejó la selección italiana aunque siguió jugando hasta 2009 en el Milan. En otros deportes, como el baloncesto, hay jugadores que abandonan por un tiempo la selección con el fin de disponer de meses de descanso tras una dura temporada: Calderón no fue al Europeo de Polonia y Gasol no acudió al Mundobasket de Turquía. Nada pasó y cuando vuelvan a la selección serán bienvenidos.
Ha habido también barcelonistas que han sido criticados antes incluso de ir a la selección por el temor a que pudieran crear mal ambiente. Este fue el caso de Víctor Valdes. Reina y él desmintieron en repetidas ocasiones que tuvieran una mala relación, convivieron sin problemas y España ganó el Mundial. Reina recordó sus "malas relaciones" con Valdés en las celebraciones posteriores.
Bojan también fue objeto de críticas cuando, con 17 años, renunció a ir a la Eurocopa de 2000 por el cansancio físico y mental que había acumulado en su primera temporada en la élite. Se dijo que, en el fondo, no quería jugar con España y que prefería hacerlo con Serbia. Dos meses después debutó con la selección de la mano de Del Bosque y es un habitual de la sub-21.
Se podría pensar que estas supicacias proceden de personas que mezclan política con deporte y que, en el fondo, la razón de la desconfianza hacia estos jugadores no es el club en el que juegan, sino la región en la que nacieron. Algo de eso hay, pero catalanes son también Capdevila o Cesc y de ellos nadie ha dudado nunca. No es sólo su origen el que produce resquemor, es sobre todo el club para el que juegan, ya que es difícil asimilar que los malos tradicionales de la película durante unos días al año hagan el papel de buenos. Pero este rechazo hacia todo lo culé que tiene que ver con la selección no va sólo dirigido hacia las personas, sino también hacia los conceptos. Por ejemplo, hacia la forma de entender el juego. Ahora, tras el Mundial, todo el mundo se enrogullece del juego de España pero, ¿cúales eran los problemas en la primera fase? Juego horizontal, abuso del toque, sobraba un mediocentro (Busquets, claro)... En definitiva, la selección practicaba un juego que, como dijo Pellegrini, sería pitado en el Bernabéu.
¿Se imagina alguien que se diría de un jugador del Barça que renunciase a ir con la selección por temor a perder su puesto como titular en su club? Esto ya sucedió, pero no en el Barça. En el verano de 2000 Casillas ya era un portero internacional, había ido convocado a la Eurocopa de Bélgica y Holanda e iba a comenzar su segunda temporada como portero del primer equipo del Real Madrid. Ese verano se incorporó al Real Madrid César Sánchez procedente del Valladolid. En septiembre de ese año 2000 tuvieron lugar los Juegos Olímpicos de Sidney, en cuyo torneo de fútbol participó España. Dicho torneo se disputó entre el 13 de septiembre y el 30 de septiembre de ese año, por lo que acudir al mismo suponía perderse cuatro jornadas de liga y el comienzo de la Champions. Si Casillas iba a los Juegos, César disputaría esos cinco partidos. Si lo hacía bien y dado que Casillas, si bien era una gran promesa, todavía no era el referente en el que luego se ha convertido ¿quién ocuparía la portería del Real Madrid cuando Casillas volviese? Iker hizo esta reflexión y, de acuerdo con su club, tomó una decisión: no acudir a los juegos. Otros jugadores hoy campeones del mundo como Xavi, Puyol o Marchena sí lo hicieron. Aranzubía y Felip fueron los porteros. ¿Alguien le ha reprochado a Casillas que antepusiese su interés personal al bien de la selección? No. Además, su postura era razonable. Aquél era un momento clave para la carrera de Iker y, de haber perdido la titularidad ante César, quién sabe lo que el futuro le hubiera deparado. ¿Podría haber tomado Xavi una decisión parecida sin que se lo recordasen machaconamente? Es difícil de creer.