domingo, 21 de noviembre de 2010

El mito de los horarios

Circulan muchos mitos acerca de la Premier League. El que dice que fija sus horarios para incrementar su popularidad en Asia es uno de que tiene más aceptación

Es innegable que la Premier League es un ejemplo en muchos aspectos a nivel de márketing y organización: los horarios de los partidos se conocen con meses de antelación, varios miles de aficionados se desplazan siguiendo a cada uno de los equipos en los partidos en los que actúan como visitantes, los estadios están siempre llenos y la animación es constante. A nivel de espectáculo también es una referencia: lejos de ser una competición bipolar como la española, es una liga en la que media docena de equipos luchan por la supremacía y donde cada jornada hay sorpresas. A menudo los partidos se abren y entran en una espiral de locura muy atractiva para el espectador neutral.
Muchas son las virtudes de la Premier, pero también es cierto que, a menudo, circulan algunos mitos relacionados con ella que no se corresponden con la realidad. Entre ellos podríamos citar el famoso respeto de la sociedad inglesa hacia sus jugadores cuando, en realidad, no hay un país donde se hable más de la vida privada de los futbolísticas que en Inglaterra ni prensa más despiadada que la inglesa a la hora de juzgar a sus futbolístas. Tambien sería interesante hablar de la nobleza y el fair-play de sus jugadores: Fernando Torres, por ejemplo, podría hablar de la nobleza con la que siempre se comporta con él Terry. O Xabi Alonso de la deportividad con la que le entraba Lampard. La calidad de su arbitraje también es habitualmente alabada: si Howard Webb es el mejor, qué decir del resto.
Pero el mito que está más de moda últimamente es aquel que dice que la Premier fija sus horarios con la firme intención de incrementar su popularidad en Asia y cómo la Liga Española se está quedando atrás en ese aspecto. Hoy, sin ir más lejos, John Carlin escribe en El País acerca de ello y de las dificultades que los seguidores asiáticos tendrán para seguir el clásico del próximo día 29. Casi me da vergüenza decir, por la admiración que le profeso, que estoy en desacuerdo con Carlin, pero es así.
Los seguidores chinos, japoneses o coreanos tendrán la misma dificultad para seguir el Barcelona-Real Madrid que la que tuvieron para seguir el Manchester City-Liverpool, que se disputó también un lunes a las 9 de la noche. O la que se encontrarán también para ver el Manchester United-Arsenal del próximo lunes 13 de diciembre que comenzará igualmente a las 9 de la noche. Tampoco lo tuvieron fácil los asiáticos para seguir esta misma temporada el Liverpool-Chelsea, el Liverpool-Arsenal, el derbi City-United, el Manchester-Tottenham o el Chelsea-Arsenal, disputados todos ellos un domingo a las 17:00 hora española: es decir, cuando son las 0:00 en Pekín y la 1:00 de la madrugada del domingo al lunes en Tokio.
Los horarios de la Premier son los que son por dos motivos: el primero es el interés de Sky, la dueña de los derechos de televisión de la Premier, en que en cada jornada se disputen cuatro o cinco partidos en solitario, sin que se solapen en horario con los demás. Exactamente igual que en España. Y el segundo, que se complementa con el anterior, las costumbres y el clima inglés: cuando nosotros terminamos de comer ellos piensan ya en cenar. La combinación de ambos factores da como resultado que los partidos de la Premier se disputen en las horas centrales del día. Si uno ve imágenes de partidos históricos en Inglaterra, como finales de Copa, comprobará que la inmensa mayoría de los partidos se disputaba con luz natural. Por contra, si se buscan imágenes de partidos históricos, finales etc. en España, lo que uno se encuentra es que esos partidos se disputan en su totalidad con luz artificial. El fútbol, en éste y en otros casos, no es más que un reflejo de la forma de vida de cada país. El resto son cuentos chinos.