miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cortoplacismo

La diferencia entre las canteras de Barça y Real Madrid no es de calidad, sino de oportunidades. La obsesión por conseguir títulos de forma inmediata dificulta el salto de jóvenes valores.
                                   

Con motivo de la presencia de tres canteranos barcelonistas: Iniesta, Xavi y Messi, en el podio del Balón de Oro 2010 el debate futbolísiticos ha girado en los últimos días en torno al diferente uso que de sus canteras dan los dos grandes del fútbol español.
Lo primero que hay que decir es que de ambas canteras sólo se puede hablar bien. Ambas son excelentes y fructíferas escuelas de formación, cuentan con experimentados ojeadores y equipos técnicos competentes. Enumerando sólo jugadores que sigan en activo, entre los de la Masía encontramos jugadores internacionales como Messi, Iniesta, Xavi, Cesc, Puyol, Piqué, Busquets, Pedro, Valdés, Bojan o Reina. Por su parte, en este periodo la fábrica blanca ha producido jugadores de alto nivel como Raúl, Guti, Casillas, Soldado, Negredo, De la Red (es justo contar con él aunque esté  retirado), Mata, Negredo, Granero, Filipe Luiz, Arbeloa, Borja Valero, Jurado o Diego López.
La principal diferencia entre una cantera y otra no es de cantidad ni de calidad, sino de uso. Mientras que en el FCBarcelona hasta 8 o 9 canteranos forman parte habitualmente de las alineaciones, en el Real Madrid de hoy sólo Casillas es titular indiscutible, Arbeloa participa con frecuencia y Granero rellena la plantilla para tener el número mínimo de jugadores nacionales que exige la UEFA, cuando Valero, Negredo, Soldado, Filipe Luiz o Mata son jugadores que perfectamente podrían formar parte del primer equipo del Real Madrid.
¿Por qué hay entonces una presencia tan escasa de canteranos en el Real Madrid, cuando su cantera sigue produce talentos continuamente? La escasez de miras de sus dirigentes tiene la culpa: en el Real Madrid se ha impuesto en los últimos años la creencia, jaleada por los medios afines, de que lo único que vale no es ganar, sino ganar ya. Un año sin títulos es un año perdido, un fracaso. Y poco importa el cómo, el juego, sólo cuenta el triunfo o la derrota.
¿Qué hacer si no se gana nada durante una temporada? Gastarse lo que haga falta para "asegurar" la consecución de títulos al año siguiente. Para ello se construyen plantillas amplias con todas las posiciones dobladas: si se juega con dos centrales y en la primera plantilla ya hay cuatro ¿Qué posibilidades tiene un central del filial de tener su oportunidad? Evidentemente ninguna. ¡Cuanto daño ha hecho la obsesión por una plantilla amplia a las canteras españolas! Por otro lado, ¿qué sucede con un entrenador que no consigue títulos? A la calle con él. Sabiendo que su proyecto será evaluado de forma absoluta e inmisericorde a final de temporada, si es que llega, es difícil que nadie se atreva a dar la oportunidad a un joven del filial, sobre todo si en su plantilla cuenta ya con 22 jugadores internacionales cuyo coste anual (amortización + sueldo) es más que importante y es continuamente recordado por el entorno. Si no se piensa a dos, tres o cuatro años vista es imposible que se cuente con jugadores que no darán su máximo hasta pasado un cierto periodo de adaptación.
En una época de crisis económica como la que estamos viviendo, contar con una buena cantera y administrarla correctamente supondrá en los próximos años un factor diferencial. De hecho, lo está siendo ya. Mirando la clasificación vemos como el Barça es líder, y equipos como Villarreal, Español, Real Sociedad, Mallorca o Athletic que, por voluntad propia u obligados por las circunstancias, han apostado por la cantera ocupan posiciones de privilegio. También el Betis en segunda o el Sevilla en tiempos no lejanos. La opción es clara: o cantera, o deudas inasumibles.