Empate en un clásico que decide la Liga y que admite múltiples lecturas
No era difícil predecir lo que sucedió: partido completamente dominado por el Barcelona en lo posicional, pero con dificultades para genenerar ocasiones por el planteamiento madridista, que juntó a sus 10 hombres entre el borde de su área y el círculo central. El Barcelona no arriesgaba por precaución ante las contras madridistas y el Real Madrid no se movía un ápice de su plan inicial. Consecuencia: pocas ocasiones para los culés y escasas contras locales.
Todo se desarrolló según lo diseñado en las pizarras hasta que un error individual, el de Albiol, rompe el partido y permite al Barça ponerse con ventaja, tanto en el marcador como en número de efectivos. En ese momento los dos empiezan a pensar en la Copa: el Barça se limita a administrar su ventaja, no tanto en el marcador (0-1), como en la Liga (11 puntos en caso de victoria y 8 en caso de empate), con la idea de que en el peor de los casos, no saldrá derrotado del Bernabéu. Ahorro de fuerzas para la Copa. Y en el Madrid Mourinho prescinde de Alonso y Di María con el mismo fin. Da por perdida la Liga para centrarse en el resto de objetivos y eso, curiosamente, mejora al Madrid. Un Madrid de autogestión y emergencia mejora el plan inicial y, aprovechando el conservadurismo culé, empata el partido y tiene opciones de ganarlo.
Los madridistas dirán que fueron capaces de remontar un partido con 10 y que el Barça no les pasó por encima. Los culés argumentarán que salen campeones al 99 % del Bernabéu y que fueron coherentes con su ideario. Unos y otros pueden además esgrimir excusas arbitrales con las que contentar a sus radicales. Todos contentos.
No era difícil predecir lo que sucedió: partido completamente dominado por el Barcelona en lo posicional, pero con dificultades para genenerar ocasiones por el planteamiento madridista, que juntó a sus 10 hombres entre el borde de su área y el círculo central. El Barcelona no arriesgaba por precaución ante las contras madridistas y el Real Madrid no se movía un ápice de su plan inicial. Consecuencia: pocas ocasiones para los culés y escasas contras locales.
Todo se desarrolló según lo diseñado en las pizarras hasta que un error individual, el de Albiol, rompe el partido y permite al Barça ponerse con ventaja, tanto en el marcador como en número de efectivos. En ese momento los dos empiezan a pensar en la Copa: el Barça se limita a administrar su ventaja, no tanto en el marcador (0-1), como en la Liga (11 puntos en caso de victoria y 8 en caso de empate), con la idea de que en el peor de los casos, no saldrá derrotado del Bernabéu. Ahorro de fuerzas para la Copa. Y en el Madrid Mourinho prescinde de Alonso y Di María con el mismo fin. Da por perdida la Liga para centrarse en el resto de objetivos y eso, curiosamente, mejora al Madrid. Un Madrid de autogestión y emergencia mejora el plan inicial y, aprovechando el conservadurismo culé, empata el partido y tiene opciones de ganarlo.
Los madridistas dirán que fueron capaces de remontar un partido con 10 y que el Barça no les pasó por encima. Los culés argumentarán que salen campeones al 99 % del Bernabéu y que fueron coherentes con su ideario. Unos y otros pueden además esgrimir excusas arbitrales con las que contentar a sus radicales. Todos contentos.
Nota 1: En uno y otro bando muchos no llegan al tramo decisivo en su mejor momento. Villa, Pedro o Di María tienen poco en el depósito.
Nota 2: El Barça tiene que resolver su mala colocación en las segundas jugadas a balón parado. Todos se vuelcan hacia dónde vuela el balón y se olvidan de su espalda. Debe trabajarlo.
Nota 3: Me dice @AlexArjonaA que Messi, en la jugada en la que se pide su expulsión, golpea el balón desde dentro del campo. Viendo la jugada, parece que golpea sobre la línea o ligeramente fuera, pero existiendo la duda, no hay motivo para la sanción. Dicho lo cual, el detalle es extremadamente feo.
@fjaz79
@fjaz79