Carbonero no sólo metió la pata con los versos de Machado
El mejor resumen que he
leído acerca del famoso artículo de Sara Carbonero en Marca (aquí
ya "corregido")
lo leí ayer en un tuit que venía a decir algo así: “Con el
artículo de Sara sobre Iker pasa como cuando a un amigo su novia le
dice por facebook que le quiere y tú no sabes donde meterte”. Por
desgracia, no recuerdo quién lo escribió.
Evidentemente, cada uno
puede hablar de lo que le dé la gana, pero es difícil encontrar un
motivo válido para justificar por qué Sara Carbonero aceptó el
compromiso de tener que hablar de su pareja en su público. Era algo
que sólo podría generarle inconvenientes: obviamente, no iba a
hablar mal de él porque no es lo que siente y además le generaría
un problema personal. Y por otro lado, aún hablando bien de él,
¿qué necesidad había de dar que hablar? Sobre Casillas se han
escrito estos días, de forma merecida, decenas de artículos
laudatorios con motivo de su récord de internacionalidades. El de
Carbonero no aportaba nada nuevo, sólo el morbo de ver lo que la
novia de un futbolista escribe sobre él. Increíble que se preste a
ello.
Se podrá argumentar que
Carbonero escribe cada semana sobre el tema deportivo más relevante
de los últimos siete días. Puede que el récord de Casillas lo fuera, pero eso no
casa muy bien con el hecho de que, ese mismo día, el partido de la
selección apenas ocupase un pequeño hueco en la portada del
periódico deportivo en el que Carbonero publicaba su artículo y la
única referencia al récord de Casillas en esa portada fuese precisamente el
artículo de Sara.
Para acabar de cubrirse
de gloria la autora atribuyó unos versos de Antonio Machado a Joan
Manuel Serrat. Es cierto que el cantante catalán los utilizó en su tema Cantares, pero el error no admite justificación. No sólo porque
Sara no lo sepa, que ya tiene delito, sino porque no se molestó en
comprobarlo y nadie lo hizo luego por ella. Cuando uno va a publicar
una referencia o un dato, si no está seguro del mismo, lo comprueba. No cuesta nada y
se evitan ridículos: no hace falta ser periodista para saber eso, es
de sentido común.
Como la ignorancia es
atrevida, la novia del portero del Real Madrid se permite hablar en
unos breves de asuntos de motor y de boxeo. El hecho de que sean
breves no le salva de hacer el ridículo aún más. Se refiere al tema
de la muerte de Joe Frazier diciendo que ya no quedan boxeadores como
los de antes y para ello compara los duelos Alí-Frazier con los
Tyson-Foreman (?) presentanto a estas dos parejas de boxeadores como exponentes de épocas distintas. Alí nació en el 42,
Frazier en el 44 y Foreman en el 49, y se enfrentaron entre ellos en varias ocasiones en la década de los 70. De hecho, Foreman se hizo con el título de Campeón de los Pesados tras ganar a Frazier y lo perdió tras una derrota con Alí. En cuanto a las peleas de Foreman con Tyson decir que... nunca llegaron a enfrentarse (no soy un experto en boxeo pero buscando en internet no encuentro referencias a ningún combate entre ellos). Además, Carbonero hace referencia al famoso
mordisco de Tyson. Mordisco que no le propinó a Foreman
sino a Evander Holyfield, aunque cuando uno lee el breve de Carbonero, se
podría entender que se lo propinó a Foreman... En definitiva, un despropósito aún mayor que el de Serrat por tratarse de una periodista supuestamente especializada en deportes. Sorprende que se hayan cargado sobre las tintas sobre el tema de Serrat y ningún periodista deportivo (que yo sepa), se haya referido a esto.
Apuesto a que en todo el
imperio Marca hay más de un centenar de profesionales capaces de
encargarse de la contraportada de los domingos con mucha más
brillantez, solvencia y rigor que Carbonero. Algunos de ellos, mujeres. A
diferencia del despropósito de la contraportada, en las páginas
centrales del periódico podemos encontrarnos los domingos con un las
magníficas entrevistas de Olga Viza, que se supera semana tras
semana. Magnífica la de esta semana a Julen Guerrero, por cierto.
Hay talento en un montón
de periodistas que hablan de deportes. Muchas de ellas unen a esa virtud la de la
belleza: Ainhoa Arbizu, Laura Martínez, Natalia Arroyo o Noemí de
Miguel son buenos ejemplos de ello. El problema surge si a la hora de
seleccionar prima el criterio de la belleza frente al del talento:
cuando eso sucede el ridículo, tarde o temprano, está asegurado.