En fútbol, los adjetivos de ganador o de competitivo, van normalmente asociados a equipos, entrenadores o jugadores toscos, rudos o agresivos. En su juego y, a veces, incluso en sus formas. Se califica con frecuencia de ganadores a Capello, a Lippi, a Mourinho, a Benítez... pero difícilmente se asocia la palabra ganador a gente como Del Bosque y Guardiola. Es una mentira más de las que se dicen con frecuencia en el fútbol: el carácter ganador y la competitividad nada tienen que ver con la estatura, lo marcado que se tengan los abdominales o la cara de mala leche.
Muy pocos jugadores, por no decir ninguno, hay en el fútbol que hayan ganado más títulos que Xavi, Iniesta o Casillas, por citar tres ejemplos. Han ganado TODO lo que se puede ganar: Mundial, Eurocopa, Copa de Europa, Liga... manteniendo en todo momento una actitud ejemplar, sencilla, éso que ahora se llama "de perfil bajo". Lo mismo se podría decir, en el campo de los entrenadores de Guardiola o, sobre todo, de Del Bosque. Si alguien conoce a otro entrenador que haya ganado un Mundial y dos Copas de Europa, por favor que me lo haga saber. Sin embargo, nadie se referirá a él como un ganador. Decía el genial Juanma Trueba en As que Del Bosque era aquel entrenador cuya figura solían confundir con un paseante y, sin embargo, la influencia de sus decisiones el desarrollo de los partidos ha sido decisiva. A saber: es decisiva la salida de Llorente contra Portugal aprovechando el trabajo de desgaste hecho previamente por Torres; es muy importante el dinamismo que Cesc y Pedro aportaron contra Paraguay; la entrada de Pedro por Torres en la semifinal contra Alemania contribuye decisivamente a ganar el medio campo y dota de gran verticalidad al equipo; y en la final, el paso adelante que supone la entrada de Navas y Cesc cuando Holanda daba síntomas de agotamiento rompe definitivamente el partido a favor de los españoles. Pero lohace sin estridencias, manteniéndose en un discreto pero decisivo segundo plano. No le quedarán bien los trajes y nunca le llamarán "el especial", pero siempre tendrá el consuelo de ser el más querido y el que tiene mejor palmarés.
Y no lo tuvo fácil: se le criticó por motivos que ahora sólo producen risa. Por utilizar juntos a Busquets y a Xabi Alonso, con el argumento de que jugar con dos centrocampistas de ese corte dificultaba la circulación del balón, y de que el Barcelona, paradigma del juego de toque lo hace con uno solo, Busquets o Touré, olvidando totalmente de que al lado de esos dos casi siempre estaba un tal Keita. Se le criticó también que Xavi jugaba tres o cinco metros más retrasado que en el Barcelona. Eso es tener ojo, sí señor. Se crearonpolémicas artificiales con el tema de la portería. Un hombre que fue el mejor jugador del mundo, luego fue un deshecho humano, y ahora es lo más parecido a un mafioso o un traficante se atrevió a criticar el juego de España diciendo no sé que tonterías acerca de que España ganaría siempre si las porterías estuviesen en las bandas. Le faltó un "también": España también ganaría siempre si las porterías estuvieran en las bandas. Alguien que antes había ocupado su puesto, con afición al juego y aspecto simiesco para más señas, salió a la palestra de forma oportunista para criticar no se sabe muy bien qué pero, eso sí, hacer todo el daño posible... Y Del Bosque nunca tuvo un mal gesto, siempre intentó templar los ánimos y defender sus argumentos de la forma más racional posible. Llegado el triunfo, tampoco ha buscado revancha. Muchos han merecido este título, pero ninguno más que él.