lunes, 14 de marzo de 2011

Caretas fuera

La máscara del señorío ocupa un sitio en el fondo de cualquier contenedor

Sí, se veía venir. De un tiempo a esta parte, como unos dos o tres o meses, no había noticia en las webs de As o Marca en cuyos comentarios no terminasen apareciendo acusaciones de dopaje contra el Barça (el Farsa, que dicen ellos). No digamos nada de otras webs aún más madridistas como Defensa Central. La semana pasada Marca abona el terreno con un reportaje sobre el dopaje en el fútbol español y el domingo por la noche, día de máxima audiencia de los programas deportivos nocturnos, se planta la semillita. El Real Madrid filtra a la Cadena Cope sus sospechas de que en el fútbol español, y más concretamente en Barça y Valencia, hay dóping. No se lo filtra a cualquiera, se lo dice a un periodista deseoso de primicias informativas que le catapulten cuanto antes al número uno de la radio deportiva española. Saben que no se va a guardar la noticia, ni tan siquiera la va a matizar, cuanto más crudo la exponga más repercusión y más audiencia. El tonto útil ideal.
Y el plan está bien pensado. Ata al Barcelona de pies y manos. Hay quién dice que si el Barcelona no tiene nada que ocultar debe acudir inmediatamente a la justicia. Si lo hace, sólo conseguirá que se esté dando vueltas al tema durante dos o tres años en los cuales sus logros deportivos serán puestos en dudas permanentemente. Y si no lo hace, la sombra de la sospecha cubrirá su escudo. Además, ir a la justicia ¿contra quién? La Cope desvela la noticia, pero cita fuentes del Real Madrid. Difícilmente la justicia obligará a un periodista a revelar sus fuentes, de manera que el periodista saldrá limpio del asunto. Y el Real Madrid siempre podrá decir que ellos no dijeron nada o que fue una mala interpretación de un periodista de unas palabras que se dijeron sin ninguna intención fuera de micrófono. Todos tirarán la piedra y esconderán la mano: nadie afirmará nada, simplemente dirán que hay quién dice que. Y todos ganarán: más audiencia, más tirada, más dinero y, quién sabe, igual hasta logran descentrar al Barça.
Éste es el penúltimo paso de un proceso que tiene como fin desacreditar y tratar de desestabilizar por todos los medios al FCBarcelona: primero fueron acusaciones a los rivales de dejarse ganar, centradas en un Sporting que luego fue capaz de empatar con el Barça. Luego (o siempre) las insinuaciones sobre la parcialidad arbitral, poniendo el foco entre otros en Pérez Lasa, triste protagonista del partido de ayer en Sevilla, y borrando de forma vergonzosa jugadores o trazando mal líneas de fuera de fuera de juego para echar más leña al fuego si es necesario. Más tarde Mourinho criticó las fechas y horarios de los partidos, repitiendo palabra por palabra lo que ya había dicho en sus etapas en Inglaterra e Italia, e insinuando no se sabe qué relaciones entre uno de los dueños de los derechos televisivos del fútbol y un hermano de Guardiola. Y Zapatero, que es del Barça. Y ahora el dopaje.
Detrás de todos estos actos despreciables hay un problema cultural. El madridismo radical, cada día más mayoritario, no comprende la derrota: no entiende que en una competición deportiva uno puede caer derrotado ni asume que existe la posibilidad de que haya un rival que lo haga mejor. No lo acepta: considera al resto de equipos como una casta inferior que debe estar privada del derecho a ganar. No es casualidad que muchos de ellos se refieran a los catalanes como polacos: son personas, sí, pero para ellos no son humanos, como dijo aquél. Hasta hace no demasiado tiempo el madrismo disimulaba bajo la falacia del señorío: los representantes oficiales del Real Madrid callaban mientras uno cualquiera de sus enjabonadores radiofónicos, televisivos o de prensa escrita les hacían el trabajo sucio. Pero ese mito ya cayó y las caretas ocupan un sitio en el fondo de cualquier contenedor.
Y esto acabará mal. Gente, mucha gente, se cree lo que le dicen. La verdad es para ellos lo que viene en los periódicos o se dice en la radio. Masticadita entra mejor. Y se están creando ejércitos de talibanes cuya consecuencia a medio plazo será la aparición de brotes de violencia. Si no, al tiempo. En un mes se van a ajuntar en Valencia la afición del Madrid, la del Barcelona y la del Valencia. ¿Qué puede pasar? Esperemos que nada, pero será difícil. El cultivo está sembrado.

@fjaz79